5 de mayo de 2011

Luchador del mercadeo.

No es cuestión de vender a todos los que llamamos clientes, tienen que pasar a ser nuestros amigos.

¿Por qué los clientes que a veces atraemos no se quedan con nosotros?

L a respuesta es muy sencilla. NOS IGNORAN O SE OLVIDAN DE NOSOTROS, PORQUE NOSOTROS TAMBIÉN LOS IGNORAMOS.

No los consideramos nuestros amigos; no somos conscientes de cuánto dependemos de ellos; no los consultamos; no nos comunicamos sinceramente; no compartimos con ellos nuestros éxitos y preocupaciones; no les preguntamos qué quieren, qué podemos hacer por ellos.

Las empresas que fundan la mayor parte de su actividad en establecer y mantener relaciones cálidas y sinceras con una comunidad creciente de clientes - amigos agradecidos, son más competitivas e incluso pueden llegar a tener precios más caros sin perder su clientela, siempre y cuando esos mayores precios no sean injustificados y fuera de toda lógica.

Los "luchadores" del mercadeo saben que las relaciones con sus comunidades de clientes - amigos son el activo más importante de ellos como vendedores.

¿Qué podemos hacer para que nuestros clientes de una vez, sean clientes para siempre?

En fin, ¿qué podemos hacer para que nuestros clientes sean nuestros principales amigos y promotores?

1. Tomemos conciencia que nuestras relaciones con la clientela tienen que ser excelentes.

2. Relaciones simplemente buenas no alcanza;

3. Verifiquemos diariamente la verdad de que los clientes que al comprar experimentan una relación de calidez y satisfacción, son los clientes que vuelven una y otra vez.

4. Tomemos conciencia y validemos diariamente que para alimentar relaciones perdurables como las anteriores, la tarea, la iniciativa y el mantenimiento del esfuerzo por lograrlo tiene que ser nuestra tarea, tiene que ser la tarea cotidiana de cada miembro de la empresa.

5. ¿Enviamos a nuestros clientes una nota de agradecimiento por su compra dentro de las 48 horas posteriores a su adquisición?

6. ¿Averiguamos y registramos qué otros productos de los que vendemos, o de los que podríamos vender?

7. ¿Contactamos a todos y cada uno de nuestros clientes regularmente, interesándonos por la satisfacción y sobre sus necesidades futuras?

8. ¿Damos seguimiento a la frecuencia con que nos compran nuestros clientes?

9. ¿Surge de nuestra información regular la lista de los clientes que no nos compraron últimamente?

10. ¿Surge de nuestra información regular la lista de los productos que nuestros clientes declararon en su primera compra como que necesitarían en el futuro y que todavía no nos lo compraron?

Los "luchadores del mercadeo" saben que al emprender regularmente acciones de seguimiento como las que arriba se sugieren a título ilustrativo, las comunidades de clientes -amigos se afearan cada vez más a nosotros como empresas-. Saben que, con ese seguimiento, si no lo abandonamos, nuestras relaciones con esas comunidades se hacen cada vez más cálidas y estrechas. Saben también que, como promedio en el mundo del marketing mundial, estas acciones, además de prevenir la apatía de nuestros clientes, nuestras ventas aumentan entre un 20% y un 300%.

Saben, en fin, que los clientes, en lo más profundo de sus corazones, silenciosamente buscan reconocimiento; buscan información; buscan avanzar; buscan vivir cada vez mejor.

Y, para eso, allí estamos nosotros, la empresa, sus productos, sus servicios, la devoción de nuestra empresa por sus clientes.

Todo lo anterior significa mayores ganancias. Cuesta seis veces más vender a un nuevo cliente que vender a un cliente ya en nuestra comunidad de clientes - amigos. En lugar de la apatía que pierde clientes para siempre, la atención y seguimiento constante de nuestra clientela, siempre se traduce en ventas mayores, más regulares, y siempre en crecimiento.

¿Cuál es el valor económico promedio de un cliente de por vida?

Estimamos en cuánto se disminuye ese valor a causa de la apatía o falta de atención y seguimiento de nuestros clientes, tendremos una idea clara de cuánto perdemos en oportunidades de ganar, que son las que al final y con mayor fuerza cuentan en la supervivencia y florecimiento de nuestras empresas y de nuestras fuentes de trabajo.

¡Tenemos que beneficiarnos de la venta inicial, de las ventas repetidas, de las recomendaciones de nuestros clientes, y de las relaciones perdurables y cálidas de mutuo beneficio entre nosotros. No podemos conformarnos solo con la venta inicial. Venzamos la apatía.

¡Hagámonos amigos de nuestros clientes y no desapareceremos!

¡Convirtámonos en luchadores del mercadeo!
AUTOR:PABLO DORREGO

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